Con Munchkin Age of Sigmar podemos viajar a los Ocho Reinios y explorarlos a conciencia hasta matar a todos los monstruos que nos encontremos y, por supuesto, saquear su tesoro.
Los juegos ambientados en cualquiera de los mundos de Warhammer, ya sea en su versión futurista o de fantasía clásica, nunca han intentado ocultar ese punto oscuro y violento que ha sido marca de la casa desde sus comienzos: No hay ejército que no incluya unidades con las que no querrías encontrarte ya no en un campo de batalla, sino un parque soleado en domingo porque todas tienen muchos dientes, garras, armas enormes, cara de muy pocos amigos o todo junto y revuelto.
O al menos así era hasta que Warhammer empezó a recibir el tratamiento Munchkin. Porque cuando una ambientación pasa por esa trituradora de caras serias que es Munchkin, las primeras víctimas son la oscuridad y la violencia.
En este Munchkin Age of Sigmar, los temibles ejércitos del Caos se convierten en adorables pesadillas, los Skaven en peluches estrujables y los No Muertos… Vale, los No Muertos siguen dando cosilla, eso es verdad.
Y lo mejor de todo es que tanto este Munchkin Age of Sigmar como Munchkin Warhammer 40,000 son combinables. Podrás jugar de forma independiente, claro, pero si tienes ambas cajas podrás mezclar las cartas y formar un batiburillo de proporciones épicas en el que podrás cargar contra alianzas de elfos oscuros y robagenes sin pararte a pensar que nada de lo que está sucediendo tiene sentido… Lo único que importa es que al final de la batalla podrás saquear sus tesoros.